¿ Qué es la Alfabetización informacional (ALFIN)?

RAFAEL GONZÁLEZ SÁNCHEZ

El primer uso del término "alfabetización informacional" lo efectuó Paul G. Zurkowski en 1974, presidente de la Information Industry Association en ese momento, para referirse a la capacitación profesional que permite a las personas el conocimiento y manejo de las fuentes de información existentes con el fin de aplicar soluciones a sus problemas. Él abogó, además, por fomentar unas líneas de actuación que cualifiquen a las personas en el uso eficaz de la información.

Etimológicamente procede de la expresión ‘information literacy’ que Zurkowski acuñó, cuyas siglas son IL o INFOLIT, y aunque en español y desde el punto de vista profesional se ha optado por la expresión ‘alfabetización informacional’, también se puede ver traducida como alfabetización informativa o alfabetización en información. 


Las bibliotecas han desarrollado un marco teórico de la alfabetización informacional (en adelante, ALFIN) que sirve de fundamento ante los cambios tecnológicos, sociales y económicos que la información ha experimentado en las últimas décadas:

  • Aumento exponencial del número de publicaciones con la consiguiente sobrecarga de información.
  • Irrupción masiva de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que requieren un nivel de formación en ellas.
  • Tendencia al autoservicio en el ‘consumo’ de información.
  • Adaptación a los cambios y a su empleabilidad en contextos económicos en transformación rápida.
  • Extensión de la filosofía de calidad, la evaluación de resultados y la ‘rendición de cuentas’ que obliga a las bibliotecas que dependen de administraciones públicas a demostrar su contribución a las necesidades informativas, sociales y culturales de la ciudadanía.

El proyecto Big Blue, desarrollado en 2002 por las bibliotecas universitarias de Manchester y Leeds (Reino Unido), contempla unas habilidades y, a partir de ellas, diseña un modelo con ocho competencias:

1. Reconocer la necesidad de información.                 

2. Afrontar la necesidad de información.                      

3. Obtener la información                                    

4. Evaluarla críticamente                          

5. Adaptarla

6. Organizarla

7. Comunicarla

8. Revisar todo el proceso.


Características de un programa ALFIN

          Se pueden resumir en cuatro:

  • Adaptación por niveles y estilos de aprendizaje y enseñanza (materiales de aprendizaje impresos y en línea) y de la formación a partir de conocimientos reales del usuario.
  • Identificación de competencias genéricas y específicas a adquirir para disciplinas, tipos de usuarios en función de sus contenidos.
  • Enfoque sobre el rendimiento, la adquisición de conocimientos y la valoración de actitudes del usuario.
  • Compromiso del personal de la biblioteca con el desarrollo de su propio nivel ALFIN, como garantía de que se predica con el ejemplo.

La ALFIN está presente en algunos de los principales documentos normativos de bibliotecas:

La brecha educativa -más que la meramente tecnológica/digital- es el problema más acuciante para la sociedad, porque de un buen nivel educativo y de formación en valores depende la salud democrática y participativa. De aquí la importancia creciente del aprendizaje a lo largo de la vida con el que la biblioteca asume un rol activo en la oferta de oportunidades de formación y aprendizaje a su diversidad de usuarios. Otros factores a tener en cuenta son:

  • Fomento de participación democrática y la inclusión social. Ello también resalta la relevancia de los servicios educativos y de formación de capacidades personales que las bibliotecas pueden desarrollar.
  • Fomento de la cohesión social en un contexto multicultural. La biblioteca, en concreto la biblioteca pública, genera `capital social´ y contribuye a la integración ofreciendo espacios de comunicación interracial, intergeneracional e interclasista que ayudan a la convivencia.
  • Modelo de gestión basado en valoración de rentabilidad social de servicios públicos, la planificación de actividades ALFIN y la evaluación de competencias logradas por sus destinatarios ayuda a consolidar el papel de biblioteca como agente de apoyo social.

       Las dificultades que presenta son: 

  • Delimitación de la ALFIN respecto de otras alfabetizaciones.
  • Cada biblioteca debe establecer sus estrategias y prioridades de actuación ALFIN según su entorno social y las demás instituciones que trabajan para ese fin.
  • Hacer llegar las nuevas tecnologías a personas con riesgos de caer en la ‘marginalidad electrónica’, como pueden ser las personas mayores, con discapacidad, los inmigrantes, etc.
  • General aceptación acrítica de que Internet ha hecho fácil el acceso a toda la información, incluso en contra de la evidencia de que todavía gran parte de la información científica, por ejemplo, no es recuperable por los buscadores y sólo está accesible a quien paga la licencia.

 A modo de conclusión, podemos decir que la ALFIN debe ser resultado global de todas las actuaciones públicas en medios educativos formales y no formales, siendo necesaria la planificación y ejecución coordinada, y en colaboración con todas las instituciones y profesiones implicadas en la formación en competencias básicas de la ciudadanía.

Las bibliotecas desempeñan una labor de alfabetización que no es simplemente de apoyo, sino más bien la columna vertebral del calificativo permanente que, hoy en día, acompaña a la palabra aprendizaje.


Bibliografía

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