En la conducta humana, el amor puede dividirse en: hacia los demás (donde cabe incluir a la pareja) y hacia uno mismo (donde también cabe incluir a la pareja), porque, sea como sea, estando bien consigo se está bien con los demás y el amor crece hasta dimensiones infinitas.
Mucha literatura puede encontrarse sobre el amor, pues es uno de los sentimientos más antiguos. Así, los escritos de todos los tiempos han proclamado sus beneficios y sus sinsabores.
Si nos vamos a lo que se conserva en nuestro Patrimonio Bibliográfico Nacional, el amor más antiguo queda registrado en documentos publicados entre 1500 y 1600, entre los que se encuentran: coplas, cartas, romances, tratados, conjuros, meditaciones, églogas, comedias, sátiras, humor...
Para rendir tributo al amor, en el día marcado para ello, 14 de febrero, como ejemplo se reseña la Obra poética del escritor salmantino Feliciano de Silva, conocido por ser continuador de La Celestina y del Amadís de Gaula y padre del poeta Diego de Silva y Guzmán. Dicha Obra poética es un manuscrito del siglo XVI, consultable la copia digital en la Biblioteca Digital Hispánica (Biblioteca Nacional de España).
Con la esperanza de que esta alusión al amor alcance a los nuevos investigadores y les anime a estudiar los textos antiguos, se lanza esta flecha directa al corazón.
Desde 2006, la Asociación Australiana de Bibliotecas e Información (ALIA), considera que el amor por las bibliotecas y los libros debe estar presente en la vida de todos. Además, un libro, siempre es un buen presente para agasajar a la persona amada.
Amor: el más sabio de los dioses.
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