¿Qué agentes biológicos causan destrozos en bibliotecas y archivos?

PILAR DEL CAMPO PUERTA

En bibliotecas y archivos, por ser espacios cerrados, sobre todo los depósitos, hay que evitar que crezcan agentes biológicos, es decir,  flora y fauna perjudicial para los documentos, como: insectos, microorganismos y roedores.

Los insectos bibliófagos o comedores de libros, de los existen unas cien variedades divididas en dos grandes grupos, los insectos regulares que se alimentan del papel (como los gusanos del libro y coleópteros, piojo del libro, pececillo de plata y la cucaracha), y los insectos ocasionales que junto a los comedores de madera (xilófagos) también atacan al papel. Los más destructivos son las termitas que desarrollan su acción destructiva en la oscuridad; además, su presencia sólo será detectada en estados muy avanzados y cuando el daño sea ya irreparable. Actúan tanto sobre el edificio y estanterías, como sobre el material celulósico. En cualquier caso, el mayor peligro que presentan estos seres es cuando están en estado de larva.

Entre los microoganismos están los hongos, que se reproducen por esporas y pertenecen al primer escalón de la escala vegetal, y las bacterias que son unicelulares y son la escala más baja del mundo animal, pero que producen múltiples manchas de colores (rojizos, violáceos o marrones)  y  pueden dejar el documento prácticamente ilegible, a la vez que reblandecen el papel creando un aspecto algodonoso que puede llegar a desintegrarlo.

En cuanto a los roedores, ejercen una acción muy destructiva y continua sobre el papel. Afortunadamente hoy en día son bastante fáciles de combatir gracias a los raticidas.

Por todo lo expuesto, las medidas preventivas que deben tenerse en cuenta son:

  • Temperatura y humedad relativa adecuadas.
  • Buena ventilación.
  • Baja intensidad lumínica.
  • Control y vigilancia de forma periódica del material.
  • Control del material de nueva adquisición (si es donación o canje mirar bien que los documentos no vengan contaminados ni con manchas).
  • Limpieza, al menos anual, de los documentos.
  • Tratamientos preventivos, con desinfectantes, y fumigación en época de cría.
  • Importante: no comer ni beber encima de los libros (sobre las hojas abiertas). 

El pececillo de plata (Lepisma saccharina) es frecuente encontrarlo en materias diversas, como moho, papel, cartón  y alimentos amilosos (con  almidón), como la cola de encuadernar libros o el apresto para la ropa.


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