Las revistas ilustradas de moda en el período de entreguerras 1918-1927 [i] (Parte I) Antecedentes

CARMEN ARROYO MARTÍN

         Antes de que las muñecas de la calle Saint Honoré de París y posteriormente las revistas con sus grabados de moda fueran los medios utilizados para la difusión de los cambios en la indumentaria marcados por la corte francesa, las esculturas funerarias y las placas conmemorativas, denominadas brass, situadas en el suelo de iglesias de Inglaterra y Flandes[ii] durante la Edad Media, se pueden considerar los antecedentes a los figurines de moda. Estas planchas sepulcrales eran de latón, cortadas con la forma de figura humana y grabadas con el traje detallado minuciosamente del difunto (Laver 2008: 68).

Las revistas de moda existían ya durante el siglo XVII, pero su difusión masiva se produjo a partir de 1820. Los editores de periódicos solían lanzar revistas de moda como suplemento de publicaciones diarias de mayor tirada en sus negocios editoriales para atraer al público femenino. Mucho antes de la invención de internet y el acceso a la información en tiempo real, e incluso a la aparición de la radio, el cine y la televisión, el único medio de difusión de masas que existió fue la prensa escrita, cuya oferta editorial se fue adaptando a la demanda, influida por los cambios técnicos que se desarrollaron en el siglo XIX, que permitió aumentar el número de revistas y periódicos existentes.

Las suscripciones se convirtieron en la forma de ingreso habitual y permitieron ajustar las tiradas a la demanda real, evitando pérdidas y riesgos para las empresas. En España, revistas como La Moda Elegante (1842-1927), una de las revistas de moda más importantes durante el siglo XIX y las primeras décadas del XX, insertaba con asiduidad avisos a sus suscriptoras para que confirmaran su continuidad con el fin de adecuar su tirada al número de suscriptoras reales. Este proceso lo sitúa Martínez (2001: 31) entre los años treinta del XIX y primer cuarto del XX.

En cuanto a las firmas femeninas que aparecían en las revistas dirigidas a mujeres, de acuerdo con Puigarnau (2005), las revistas femeninas servían para moldear a las lectoras de una época determinada según el patrón sociológico del grupo en el que pretendía incluirse, de ahí que nos encontremos con diferentes tipos de autoras, dependiendo de su postura más o menos conservadora en relación al papel de la mujer en la sociedad. Mangini (2001: 26) constata que «A pesar de las mejoras pedagógicas que encontramos en el Madrid isabelino y luego con la revolución de 1868, la represión de la mujer y su pobreza cultural seguían intactas». La mayoría de las mujeres durante el siglo XIX seguían siendo analfabetas, pero las ilustraciones que acompañaban al texto de las revistas, que constituyeron un lenguaje propio, permitieron que la moda se difundiera. El lenguaje utilizado en este tipo de publicaciones estaba sujeto a los cambios sociales como ocurría con la propia indumentaria. Ruane (2009: 88) establece que «La moda, como la guerra y la política, era noticia», y durante el siglo XIX la única vía de información para las mujeres fueron las revistas de moda.

A través de sus páginas y fundamentalmente de sus ilustraciones, podemos seguir, paso a paso, los avances de una técnica que a partir de un determinado momento entra en un proceso de renovación y modernización imparable. Desde los primitivos grabados xilográficos, pasando por la calcografía, la litografía o el fotograbado, para llegar a las modernas técnicas fotográficas y de reproducción, la prensa femenina es exponente indiscutible de esa renovación tecnológica, de la que en ocasiones fue pionera. En España los grandes centros difusores de prensa, incluyendo las revistas de moda, fueron Madrid y Barcelona (Viñes Millet 2001: 357).

Muchos escritores utilizaron las revistas de moda de la época como plataforma para darse a conocer. No obstante, resulta llamativo que la mayoría de las revistas de moda, especialmente destinadas al público femenino, estuvieran dirigidas mayoritariamente por hombres, aportando un toque paternalista a los contenidos. Esto denota la posición de la mujer hasta bien entrado el siglo XX, donde ya empiezan a aparecer como norma habitual directoras. Las revistas de moda se nutrieron de colaboradores y colaboradoras de prestigio que aportaron con su pluma calidad a la publicación. Algunos firmaron con su nombre real, otros bajo un seudónimo y fueron habituales los criptogramas que no tenían por qué coincidir con las iniciales del auténtico nombre.

Durante el período de entreguerras que transcurre entre 1918 y 1927, las revistas de moda fueron adoptando las nuevas tendencias en ilustración y composición influidas por movimientos como el Art Déco y los movimientos de vanguardia provenientes de París. En países como Rusia, las portadas de las revistas de moda de los años veinte tuvieron influencias claramente constructivistas, estilo que desarrolló Alexander Rodchenko (San Petersburgo, 1891-Moscú, 1956), artista polifacético que participó en la Exposición Universal de las Artes Decorativas de París en 1925, y estuvo casado con la diseñadora Bárbara Stepanova[iii]

Dado el carácter internacional de la moda y los temas relacionados con la mujer, se pueden encontrar ejemplos de estas publicaciones en países alejados de la cultura occidental como Irak. Layla[i] fue la primera revista para mujeres publicada en ese país, editada por Paulina Hassoun (¿?-Jordán, 1969). Se editó entre 1923 y 1925, y trataba temas nuevos y útiles relacionados con las ciencias, el arte, la literatura, la sociología y, en particular, sobre cómo criar a los hijos, la educación de las niñas, salud familiar, y otros asuntos relacionados con la economía doméstica. No era una publicación de moda al uso, y la inclusión de imágenes se reducía a unos cuantos dibujos que representaban figuras femeninas, pero por su contenido puede compararse a las revistas femeninas publicadas en España durante el siglo XIX. Layla marcó el comienzo de la prensa para mujeres en Irak, y a la revista se le atribuye el mérito de ser uno de los factores responsables de la aparición del movimiento feminista árabe.
      


Revista femenina Layla, 15 de enero de 1924. Archivo y Biblioteca Nacional de Irak.




[i] Este post forma parte de uno de los capítulos de mi tesis titulada «La Moda Elegante Ilustrada en el período de entreguerras (1918-1927). Análisis documental», que leí en 2017 (¡cómo pasa el tiempo!). y donde se analizaban los antecedentes de las revistas de moda en el período de entreguerras 1918-1927 (último año de publicación de La Moda Elegante, la revista objeto de estudio de mi tesis).

[ii] Dentro de la colección del Rijksmuseum se conservan diez figuras de plañideras que rodeaban la tumba de Isabel de Borbón, esposa de Carlos el Temerario, vestidas con los trajes representativos de la época.

[iii] Así lo confirmó Estrella de Diego en la conferencia «Vestir de Déco» en la Fundación Juan March el 14 de abril de 2015.

[iv] Disponible en Biblioteca Digital Mundial: https://www.wdl.org/en/item/2840/. [Consulta 03/05/2020].


Bibliografía


ARROYO MARTÍN, C., La Moda Elegante Ilustrada en el período de entreguerras (1918-1927). Análisis documental. [Tesis doctoral]. Universidad Complutense de Madrid, 2017.

LAVER, J. Breve historia del traje y la moda. Madrid: Cátedra, 2008, p. 324.

MANGINI, S. Las Modernas de Madrid. Las grandes intelectuales españolas de la vanguardia. Barcelona: Península, 2001,

MARTÍNEZ MARTÍN, J. (Dir.). Historia de la Edición en España, 1836-1936. Madrid: Marcial Pons, 2001, p. 527.

PUIGARNAU TORELÓ, M. Estudio comparativo entre dos revistas de moda: La Moda Elegante (1898) y Telva (2005). En VI Congreso de Moda. Navarra: Universidad de Navarra, 2005.

RUANE, C. The Empire’s new clothes: a history of the russian fashion industry 1700-1917. New Haven, London: Yale University Press, 2009, p. 256.

VIÑES MILLET, C. (2001). La difusión de la moda a través de las publicaciones periódicas. En MONTOYA RAMÍREZ, Mª I. (coord.). II Jornadas Internacionales de Moda y Sociedad. Granada: Universidad de Granada, 2001, p. 355-362.

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